Entre copas de whisky y efusiones de amistad de charla de bar, Joaquín Sabina y Benjamín Prado protagonizaron hace un par de semanas, con motivo de la Feria del Libro de Sevilla, un multitudinario acto en la Plaza Nueva. Completamente abarrotada, dicha plaza fue el escenario de una lectura poética que por momentos adoptó el cariz festivo de un concierto del cantautor y que acabó con una ovación de los asistentes, puestos en pie. Prado, que sin dejar de estar cómodo parecía abrumado por la capacidad de convocatoria de su “hermano”, broméo varias veces sobre el asunto: “¿Ves, Joaquín, qué público te traigo?”.
Por otra parte también es noticia Luis García Montero, otro gran ilustrado que ataca, ahora desde el ensayo con Inquietudes bárbaras un nuevo libro publicado en Anagrama.
Las Inquietudes bárbaras sólo se pueden librar gracias a la gallardía ilustrada. Ésa es la voluntad del que desde la literatura analiza las grietas de la realidad contemporánea. Ésa es la actitud de quien se cuida de no caer en la ingenuidad, de no dejarse atrapar por el cinismo, como él mismo reconoce, porque cree en la conciencia individual para poder decir lo que pensamos, para poder pensar lo que decimos. La conciencia crítica para amainar las maldades de la política, un oficio devaluado da a entender, y frenar a los que quieren tener las manos más libres para imponer la ley del más fuerte. Sin embargo, sostiene: Los demócratas no debemos tenerle ningún miedo a la democracia, un sistema en degradación pero por el que merece la pena luchar, explicaba durante la presentación.
17 mayo 2008
Música, poemas y ensayos.
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