Las dos amigas se habían separado hacía muchos años, y en un andén cualquiera se habían vuelto a encontrar.
La una, Cristina, había tenido dolores y estaba satisfecha de sus alegrías. La otra, Lisa, que había sido siempre la cortasueños de las trenzas ilusionadas de Cristina, había tenido una vida neutra.
-Y tú, ¿qué haces ahora? –preguntó Cristina a Lisa.
-Yo –respondió Lisa- busco las lágrimas que no he llorado.
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